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La eternidad al alba

 

 

¿Qué es esta paz tan densa,

está quietud ardiente que me envuelve la sangre?

¿qué es esta tibia calma,

está tregua del mundo?

Es la traición del tiempo, unánime y callado,

que pasa por mis ojos y me oculta sus rastros.

 

Hoy no quiero la tregua, ni la calma tan tibia,

ni la quietud ardiente, menos la paz tan densa.

Hoy quiero una aventura, una guerra en la boca,

una verdad convulsa que me muerda la herida

y acabe mis entrañas

y me ahogue

y me queme

y me robe la vida con un trombón de muerte,

con un trombón que grite: morirás sin motivo,

como mueren los hombres.

 

Ya no quiero la calma

Me niego, me opongo, digo que no a la calma,

a este sordo lamento y a su discreta lágrima.

No quiero, no me da la gana.

digo ¡no!, me opongo…

 

………………………………………………………………………

 

Muere la madrugada.

¿Qué voy a hacer entonces cuando me alcance el alba?

Tengo mis manos negras

y este mi humilde tacto para abrazar su cuerpo,

su cuerpo tan callado, tan dulce, tan lejano.

 

Tengo mi tacto humilde

y estas mis manos largas

para hacerle un recuerdo de caricias si tiempo,

un amor sin pasajes ni caminos de vuelta.

 

Y llevarla hasta el cielo, o mejor al infierno,

un infierno callado, de lentas amarguras,

un infierno terrible como un golpe de estado,

un infierno de amantes que se entregan desnudos,

convulsos en sus cuerpos, lejanos en sus culpas.

Un infierno de amantes

fuera de nuestro mundo…

Tan solo nuestro mundo…

 

Debe ser el infierno porque me aburre el cielo.

Un infierno sin sombras, sin miedos ni demonios,

simplemente un infierno

octagonal y antiguo, repleto de lagunas,

de valles y cipreses…

Un infierno sin sombras, sin miedos ni demonios.

 

Y si no es un infierno que sean nuestros cuerpos.

Sí, que sean nuestros cuerpos,

son lentos y callados

y terribles y mudos como un golpe de estado.

Y amantes y lejanos.

Son solo nuestros cuerpos y estas mis manos largas

Y su piel que no espera y mi tacto que aguarda.

 

Hoy, antes del alba,

cansado de la calma,

hombre de madrugada.

hoy  soy tacto e infierno,

espera lenta y cielo,

soy el callado cuerpo

y las manos vacías.

Soy la piel y el deseo,

el íntimo deseo

de que me alcance el alba

y me bese...sin prisas.

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